DOS ABUELOS


EL CANDOR ES LA MITAD DE LA BELLEZA. Meida

Hubo un abuelo del que nunca se supieron sus  ideas políticas. Le gustaban las cartas y los vasos de vino con los amigos. Nunca opinó sobre el régimen de Franco, y a muchas preguntas contestaba con largos silencios. Uno de sus hijos fue proclive al régimen y posteriormente ingresó en el ejército, donde hizo carrera. Siendo mayor y estando hospitalizado, la familia encontró escondidos en una caja carnés y documentación en la que se atestiguaba su militancia a partidos republicanos.

Preguntado qué era aquello y estando todos sorprendidos por el hallazgo, explicó que vivió 40 años tratando de olvidar y temiendo por el futuro de los suyos. Con ello silenció su historia y no se opuso a que su hijo fuera militar. Llegado ese momento pidió que no se ocultara a sus nietos las ideas de su abuelo y que, por último, se le permitiera morir según la convición de sus ideas guardadas durante años.

El otro abuelo siempre se declaró republicano. Pagó con la cárcel la militancia y su familia fue incomodada durante años desde púlpitos y grupos de la falange. Se le amenazó por sus ideas y vivió situaciones hirientes en sus carnes. Criticó la actitud de la iglesia y no se contuvo nunca contra el régimen de Franco.

Llegado el momento de casarse su nieta, todos pensaban que no acudiría a la ceremonia religiosa. La sorpresa fue enorme cuando se presentó allí elegantemente vestido y subiendo al altar ayudó en la homilia. Preguntado posteriormente por su actuación, contestó que de existir otra vida, él tampoco tenía la certeza de que no fuera a ser cura o falangista.

De esta forma tan sencilla cerraron su reconciliación con la historia estos dos abuelos republicanos.